El Domingo de Resurrección es una de las celebraciones más significativas para los cristianos en Guatemala, marcando el cierre del Triduo Pascual y el inicio del tiempo litúrgico de Pascua. Este día no solo simboliza la resurrección de Jesucristo, quien venció la muerte y trajo la esperanza de salvación a la humanidad, sino que también es un momento de profunda expresión cultural y espiritual.
En Guate, la festividad se vive con gran fervor. Las calles se llenan de colorido gracias a las alfombras de aserrín, que adornan los caminos por donde transitan las procesiones. El aroma del incienso y el sonido de las marchas procesionales crean un ambiente de alegría y solemnidad. Los fieles, vestidos de blanco, llevan con orgullo las imágenes del Cristo Resucitado, proclamando su victoria sobre el pecado y la muerte.
Tres procesiones de resurrección son las más importantes del país:
Durante esta celebración, destacan tres procesiones importantes: la del Cristo Resucitado en la Ciudad de Guatemala, que es una de las más concurridas y emblemáticas; la de la Resurrección en Antigua Guatemala, que atrae a miles de visitantes por su belleza y tradición; y la de San Pedro La Laguna, que refleja la profunda devoción de la comunidad local. Cada una de estas procesiones es un testimonio vivo de la fe de los guatemaltecos y de su compromiso con la tradición.

El Domingo de Resurrección también da inicio a la época Pascual, un tiempo de reflexión y renovación que culmina con la celebración de Pentecostés. Durante estos días, los cristianos son llamados a vivir en la esperanza y a fortalecer su fe, recordando la promesa del Espíritu Santo. Así, esta festividad se convierte en un pilar fundamental de la identidad cultural y espiritual de Guate, uniendo a las comunidades en una celebración que trasciende generaciones